viernes, 26 de septiembre de 2014

Fugaz.

Dicen que no se suelen ver muchos, que no todas las personas llegan a divisar uno en sus vidas. Pues ella se sentia afortunada, se sentía unica por haber tenido la oportunidad de presenciar uno en el cielo todavía no amanecido de su ciudad.
Era una mañana fría de otoño, y llegaba tarde para cojer el autobús del instituto. Iba a paso muy rapido, tanto que miraba al suelo para no tropezarse, cuando de repente alzó la mirada, y sus pies se clavaron en seco en el duro asfalto cuando lo vió. Sus ojos se abrieron como viendo un angel, y se iluminaron reflejando aquella escena irrepetible. Vió esa enorme bola fugaz que pasaba por el cielo totalmente negro y sin vida. Vio pasar ese fuego iluminando todo el firmamento como si fuese lo unico que existiese en ese momento. Aquellos maravillosos segundos se convirtieron en horas para ella mientras miraba fijamente el meteorito. Sintió un escalofrío por todo su cuerpo, y un sentimiento totalmente extraño se apoderó de ella. Ese momento fue suyo, y solo suyo. Fue una sensación unica y nueva que sentia que no volvería a repetir.