sábado, 30 de agosto de 2014

Cartas marcadas.

En el casino de la vida la suerte no vale nada. Miro a la gente y solo veo un monton de crupiers que me dan cartas marcadas, que lanzan bolas en una ruleta, en la que ya no se si responder negro o rojo, ya no se que decir para acertar. Me gustaria no pasarme de 21, pero esque yo no quiero un limite, no quiero tener que sacar un 7 para ganar, quiero poder lanzar los dados y sacar más de 12. Ya no reconozco a nadie, solo veo caras de poker que intentan destruirme si ven que tengo escalera de color. A si que creo que lo mejor va a ser ir de farol por la vida, porque cansa estar metiendo esperanzas en máquinas de colores que no te devuelven nunca nada, de arriesgar y apostar y apostar, y nunca ganar, de que la banca me quite todas las fichas. A si que ahora soy yo la que dice "no va más".

martes, 26 de agosto de 2014

10 sgs.

A veces, cuando el dia ya ha acabado, y cierras los parpados durante 10 segundos seguidos por primera vez en muchas horas, te escuecen los ojos. Sientes que no puedes mas, que la rutina te pesa y que el mundo se te cae encima, que tienes kilos de preocupaciones sobre los hombros, como si llevases una mochila llena de libros en un instituto en el que nunca te fueses a graduar.
Esas veces tomas aire, y lo aguantas, aprietas hasta casi ahogarte y lo sueltas. Pero entonces, solo entonces le das al play, y algo se introduce por tus oidos y empieza a brotar. Brota una de las grandes razones por la cual puedes mantenerte y seguir en pie... Entonces manteniendo los ojos cerrados notas como dejan de escocerte, y piensas que por unos segundos las grandes preocupaciones se vuelven insignificantes. Y transformas los problemas en compases, en notas que envuelven tu mente. No oyes lo malo, solo escuchas lo bueno, ritmos en tu mente rebotando de un lado hacia otro. Y percives como todos y cada uno de tus musculos se relajan, y sientes como si tu cuerpo respirase, como si cada poro de tu piel se abriese para sentirla.
Y de pronto tu sangre se vuelve mas dulce, mas tranquila, fluye. Y eso solo ocurre de una forma, solo sucede cuando te llega al alma algo llamado música.

jueves, 7 de agosto de 2014

Sentía las paginas.

El sol se ponía, y aprovechaba los ultimos rayos que brindaba sobre su campo de trigo para leer las paginas de un libro. El aire tenia un tono dorado, al igual que sus cabellos, que brillaban con la ultima luz del dia. Sumergida en su lectura escuchaba a los pajaros piar, mientras una leve brisa acariciaba las hojas de papel, el las que habia impresas un mundo diferente al que ella solia frecuentar, el mundo en el que podia olvidarse de sus problemas y leer historias que la hacian sentir alguien totalmente distinto, alguien capaz de todo. Con cada libro sentia algo diferente, y su perspectiva de ver la vida cambiaba, era como si los libros la hiciesen crear otra persona distinta dentro de si misma, y cuantos más libros leía, mas personas era a la vez. Sentia las paginas, pero no solo sentia las palabras, sentia el tacto rugoso pero a la vez suabe de las hojas, su olor inconfundible, el color desgastado de aquellos trozos de vida. Respiraba historias fantasticas, de amor, de accion, de misterio, de terror...
Soñaba con tener una vida asi, pero lo que ella realmente queria no era que hubiese un libro sobre su vida, si no que su vida fuese un libro. Y entre tantos pensamientos el sol se escondió entre los granos de trigo apilados en una montaña, y se lebantó, se sacudió la tierra de los pantalones, cerró aquel portal a otro mundo, lo guardó en su mochila, se montó en su vieja bici verde, y se perdió entre las calles del mundo real.