domingo, 30 de julio de 2017

Se hunde.

Se hunde. Sabía que salir a la mar con un bote de madera viejo era un suicidio, pero aun así lo hizo porque necesitaba saltar al agua y conseguir llegar a otra orilla. Ahora se hunde, a causa de todos esos agujeritos pequeños que se han ido haciendo en su navío. Ya se esperaba esto, cómo el agua entraría poco a poco e iría frenando su viaje en el momento en el que llegase temporal, ahora sus ganas de navegar se ahogan. Pero lo que el resto del mundo no sabía cuando la llamaban loca es que ella salió teniendo un plan para sobrevivir. Los recuerdos, aferrarse a los recuerdos y salir a flote. En vez de recolectar provisiones para sobrevivir, ella recaudó todos los buenos recuerdos de personas, las sonrisas, las miradas, porque sabía que cuando lo necesitase, podría apoyarse, agarrarse tan fuerte como pudiese para no hundirse en la vida.

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