domingo, 30 de julio de 2017

Tiempo.

Hace ya mucho tiempo que no escribo, quizás ya no tenga nada que decir, o creo que no puedo decirlo. Antes vomitaba, cuando me venía una verborrea de sentimientos explotaba, y de mi salian palabras, palabras por las orejas, por los ojos, por la nariz, por la boca... ahora me he acostumbrado a callar, a cerrar todas y cada una de las autopistas que van de mi corazón a mi mente, a ponerles un peaje tan sumamente caro, que ya ningun tipo de palabra se atreve a pagar ese precio por ser leída. Ahora conducen a la deriva por una carretera que no llega a ningun sitio, desde donde se ve la cima, que sube y sube y nunca desemboca en nada, y se convierte en un bucle, y ese bucle se convierte a su vez en una carcel mental. ¿Por que no podéis salir? ¿Por que no podeis ser pronunciadas? Creo que no son barrotes lo que impiden, que sean libres, el que realmente tiene el papel del villano en esta historia es el miedo, el miedo que oprime a contar lo que una vez fue cierto, el miedo que usa un arma tan poderosa como es el silencio para hacer que "desaparezcan" vedades qu duelen. ¿Pero sabes una cosa? Ya estoy harta de escribir con tinta invisible para un ciego, estoy harta de pronunciar palabras mudas para un sordo, estoy sumamente harta de no poder hacer ningún movimiento por el puto miedo me haga jaque y mate. A partir de ya, voy a incendiar de arriba a abajo todo, voy a hacer tal fogata que las palabras salgan de la mano de humo y explosiones, para que almenos asi, si tengo algo que escribir, que todo el mundo se entere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario